Rinoplastia en hombres
Sandra Liliana Martínez, M.D.
CIRUJANA PLÁSTICA
Miembro de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica
Las cirugías estéticas son procedimientos que cada vez se realizan con más
frecuencia
en la población general, no solo en nuestro país, sino en todo el mundo; pero lo
más llamativo, es la gran demanda que se está presentando en el campo masculino,
en procedimientos de contorno corporal y aún más, en lo que concierne a la
estética facial.
La Rinoplastia es la cirugía estética de la nariz; su objetivo principal es
corregir todos los defectos que afecten las estructuras que conforman la
anatomía de la nariz, es decir, defectos de la piel, los huesos nasales, los
cartílagos nasales, el tabique o algunas estructuras funcionales como los
cornetes, que por problemas funcionales crónicos, también pueden alterar la
forma de la nariz.
Para poder obtener un resultado perfecto, hay que tener en cuenta diferentes
puntos específicos:
1 Conocer cuál es el motivo que conduce a la persona, a consultar un
especialista
para lograr un cambio en la apariencia, pues puede ser no solo cirugía en la
nariz, sino otros hallazgos que se encuentren y estén relacionados.
2 Establecer cuál es el deseo de cambio del paciente, es decir, de manera
concreta
qué es lo que le incomoda de la apariencia de su nariz.
3 Hacer un diagnóstico certero y preciso del problema; determinar exactamente en
qué estructura existe la alteración. Esto se realiza por medio de un examen
físico detallado de la nariz:
Se evalúa la calidad de la piel y sus características como el grosor, el color,
la
presencia de cicatrices o adherencias a planos profundos, presencia de acné y
signos de daño solar como venitas (telangiectasias) o manchas.
El tejido fibrograso, es en realidad aquel tejido que se encuentra entre la piel
y
las estructuras osteocartilaginosas de soporte; existe en todas las personas,
pero es más relevante en unas que en otras y de distribución claramente definida
en las diferentes partes de la nariz, siendo más abundante en la punta. Puede
generar deformidades que no comprometen los huesos ni los cartílagos.
La evaluación del soporte óseo formado por los huesos propios de la nariz y
las paredes laterales que dependen de los maxilares, además de la porción ósea
del tabique. Esto nos diagnostica lesiones causadas por traumas, fracturas que
generan desviaciones, depresiones o incluso jibas importantes por la formación
del cayo óseo (cicatriz que repara las líneas de fractura). Cuando se ha
presentado una fractura severa o conminuta, existe la posibilidad de pérdida
completa del hueso por un proceso de reabsorción, llegando a la necesidad de
reconstruir todo el soporte óseo.
Evaluamos el soporte cartilaginoso, que abarca de un 40 a un 60% del total del
soporte nasal. Los cartílagos triangulares se encuentran inmediatamente por
debajo de los huesos nasales y son los que aportan en gran medida a la
existencia de jibas en el dorso de la nariz. En forma superpuesta se encuentran
los cartílagos alares que son los que dan forma a la punta de la nariz; son los
responsables de puntas poco definidas, bultosas, cuadradas y anchas; a la vez,
son los cartílagos que impiden que se nos colapsen las fosas nasales al realizar
inspiraciones profundas, así que requieren un manejo muy cuidadoso durante la
cirugía para evitar esas narices pinzadas en su punta. Finalmente el cartílago
septal, que es la porción más distal del tabique nasal y estéticamente
responsable de la longitud final de la nariz y del soporte de la punta.
Las estructuras internas como la mucosa nasal y los cornetes también deben
tenerse en cuenta y establecer su estado ya que pueden revelar algunas
patologías como alergias, obstrucciones o inhalación crónica de sustancias
tóxicas.
Todas las alteraciones que se encuentren en el examen físico deben ser
comentadas y discutidas con el paciente, para dar claridad al diagnóstico y
llegar a las propuestas quirúrgicas.
4 Teniendo el diagnóstico establecido, se realiza la propuesta quirúrgica. En
este
momento se explica al paciente cómo se va a realizar su cirugía, la técnica a
utilizar, los abordajes, los cambios que se efectuarán en los defectos hallados
y los efectos que generarán en la forma estética. Se hace claridad sobre la
necesidad de utilizar tapones, yesos o simplemente vendajes que ayuden en el
postoperatorio.
5 Se deben tomar fotos preoperatorias y en lo posible examinarlas con el
paciente
para hacer más claro los diagnósticos y ver los efectos visuales de los mismos.
6 Al decidirte por la cirugía, se tomarán unos exámenes de laboratorio de rutina
que
son evaluados en la valoración preanestésica por un anestesiólogo especialista
en cirugía estética, quien determina el riesgo anestésico para tu cirugía.
7 Después de realizar la cirugía es muy importante que sigas unas
recomendaciones
específicas para que la incapacidad y la recuperación sean lo más rápido y
óptimo. Las más importantes son permanecer con hielo local las primeras 48 a 72
horas, con la cabecera de la cama lo más elevada posible, realizar limpiezas
nasales con aplicadores para evitar estornudos y tomar algunos medicamentos con
fines antinflamatorios. Pueden aparecer morados alrededor de los ojos los cuales
merecen un gran cuidado del sol para que la piel no se manche y quede con
aspecto de mapache.
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Los controles postoperatorios se realizan generalmente los días 3, 7, 14 y 21,
después de la cirugía, claro que eso depende de la evolución de cada persona. En
el primer control, básicamente se descarta que no hayan complicaciones como
sangrados importantes, obstrucción de la vía aérea por colecciones de sangre y
desplazamiento o malposición de las estructuras manejadas durante la cirugía; se
realiza una limpieza que ayude a respirar más libremente. Actualmente no se
utilizan tapones a menos que sean casos muy específicos, pero si se utilizaran,
en éste control se deben retirar. Los siguientes controles son para el cambio de
los vendajes, los cuales se deben mantener por 3 semanas como mínimo. Si se
realizan osteotomías (cortes en los huesos para disminuir el ancho) se debe
mantener una férula rígida por 7 a 10 días.
9 La incapacidad promedio es de 4 días y el periodo de recuperación es de 2 a 3
semanas. Los resultados son evidentes desde el primer momento pero hay que saber
que el periodo de cicatrización de la nariz es bastante amplio, puede extenderse
a los 6 o 12 meses, por esto es que los resultados finales y definitivos no se
ven antes de terminar el periodo de cicatrización, cada día hay cambios
importantes que van mejorando cada vez más el aspecto de la nueva nariz. Es
importantísimo que durante este periodo se evite la exposición al sol y usar
bloqueadores solares para que no se retarde el proceso de remodelación.
10 Las fotografías de control deben tomarse después de 3 o 4 meses como mínimo,
ya que antes se pueden observar detalles que van a ir desapareciendo con el
tiempo; idealmente se debe tomar otro control fotográfico al año para ver la
adecuada evolución.
11 Los retoques o segundas cirugías generalmente no se realizan, pero hay que
darlas
a conocer y tenerlas en cuenta por si se llegan a necesitar; son más frecuentes
en pacientes con deformidades muy importantes que no es suficiente un solo
procedimiento para corregirlas en su totalidad; los procedimientos estéticos son
usualmente poco invasivos y si se necesitara de un retoque no es aconsejable
realizarlo antes de 3 o 6 meses.
Ahora, ya que conoces el procedimiento que se debe seguir para que tu cirugía
sea perfecta, debes conocer cuáles son los cambios específicos que se evidencian
en los hombres, la anatomía de la nariz, las técnicas en éstos casos, la armonía
con las otras estructuras faciales y los resultados que se espera conseguir.
Como regla general, todas las estructuras masculinas son mucho más grandes y
fuertes que las femeninas, detalle que hay que tener muy en cuenta para no
obtener resultados femeninos.
La piel tiende a ser mucho más gruesa y su actividad glandular mayor, con más
producción de cebo y sudor, permitiendo que los poros sean grandes y profundos.
Esto se tiene en cuenta durante la cirugía y se reducen un poco más las
dimensiones, para que cuando sean calcadas por la piel, tomen el tamaño deseado,
es decir, se debe tener en cuenta la altura que proporciona la piel para que no
quede subcorregido el defecto. Al mismo tiempo hay que evitar al máximo las
incisiones externas porque el riesgo de cicatrices inestéticas puede ser mayor.
El soporte óseo es fuerte y amplio, lo que genera narices de dorso muy ancho,
pero debe relacionarse con el tamaño del esqueleto facial restante, es decir, la
frente, los pómulos y la mandíbula; por eso la resección de las jibas del dorso
óseo deben ser controladas o inclusive solo remodeladas, para evitar dorsos muy
bajos o deformidades que semejan una silla de montar; los cortes a los lados
para adelgazar el ancho de la nariz, también deben ser muy medidos para no dejar
narices muy delgadas en caras amplias. Como regla estética, se puede tomar el
ancho total de la nariz (distancia desde un ala nasal hasta la otra) igual a la
distancia entre los cantos internos de los ojos (límite más interno de ambos
ojos).
Los cartílagos también son más rígidos y amplios, por esto y en general, la
punta de la nariz masculina es muy bultosa y poco definida. Su manejo se centra
en la resección de la porción más superior de los cartílagos alares para
adelgazar y definir la punta y lograr que rote un poco hacia arriba. Para buscar
un acortamiento de narices muy largas se reseca una porción del cartílago del
septum. El resultado final: puntas armónicas con un dorso recto, definidas,
proyectadas, rotadas lo suficiente para generar un ángulo máximo de 90 grados
entre la nariz y el labio superior.
Existen otros procedimientos estéticos que con frecuencia se asocian a la
rinoplastia masculina debido a la anatomía facial, como son el aumento de las
prominencias malares (pómulos) y la definición del mentón o de los ángulos
mandibulares, efectos que se pueden lograr con la aplicación de injertos grasos
del mismo paciente o con implantes de silicona.
En general las rinoplastias masculinas se realizan por medio de técnicas
cerradas, es decir, a través de los orificios nasales, sin dejar cicatrices
externas evidentes; el manejo de los cartílagos y huesos debe ser muy controlado
para evitar resultados femeninos; el proceso inflamatorio tiende a ser un poco
más corto que en las mujeres debido a que hay menor fragilidad en los capilares
de la piel, lo que se traduce en menos inflamación y menos morados; sin embargo,
las recomendaciones del postoperatorio siguen siendo las mismas.