Reportaje al Dr. Bernstein

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Confesión. Adabel Guerrero le dijo a Tinelli que se operó la vagina con el mismo cirujano que le aumentó la lolas.

¿Por qué operarse lo que ya no se ve? ¿Hubo alguna queja de un usuario?

–Te voy a ser sincera: era algo que a mí me molestaba. Cuando fui a ver al médico por las lolas, le dije toda colorada lo que me pasaba y me dijo: “Es una pavada, se lo hacen todas, nada más que no lo dicen”.

–¿Está más chica o más grande? ¿Atacamos por fuera o por dentro, le pegamos derecho al arco?

–Está más prolija.

El diálogo entre el conductor Marcelo Tinelli y la bailarina Adabel Guerrero en la previa a la salsa de Bailando por un sueño, del 26 de abril, se llevó más de 200 palabras en una interviú sobre la cirugía plástica vaginal de la nueva vedettina –que reemplazó a la Cicciolina– en el programa con más rating de la televisión argentina. Ninguna de las 200 palabras nombró a la vagina por su nombre. La otra desvirgada quirúrgica –Alejandra Pradón– también dice que le da vergüenza hablar de su “nena”. Pero, aun con eufemismos, el programa puso el ojo en un recoveco –hasta ahora– enfundado en las páginas de las revistas eróticas o en la intimidad femenina. Sin embargo, la vagina está saliendo de los closets.

Las cirugías plásticas vaginales eran una rareza en los noventa. En cambio, ahora, son habituales. En 2000, en la Clínica B&S –de los cirujanos plásticos de Transformaciones– sólo realizaban veinte operaciones por año. Ahora, llegan a noventa las mujeres –generalmente mayores de 35 años– que quieren belleza a calzón quitado.

La depilación profunda también es moda. Las revistas eróticas –que en los ochenta mostraban la desnudez cubierta por la naturalidad del pelo– ahora fotografían a mujeres deshojadas. La rasura íntima arrasa. Hasta llegar al porno vip. En Gucci ya hicieron publicidad con una vagina rasurada en forma de G. En la Argentina, Araceli González publicitó una depiladora promocionada por su poder de podar el triángulo de los secretos femeninos.

“Sobre todo ahora que se usa el pubis depilado, las mujeres se hacen lipoplastia vulvar, que es una extracción de grasa en el monte de Venus, y las que tuvieron muchos embarazos se realizan estrechamiento vaginal. Otras quieren rejuvenecerse los labios mayores para que se parezcan a los de las chicas más jóvenes. Eso les da más seguridad frente a sus parejas. Se sienten más cómodas y más sexies”, asegura la cirujana plástica Agustina Capellino. El costo de la vaginoplastia arranca en los 2.400 pesos y llega a los 4.000 dólares, según la técnica y el cirujano. “Los genitales son tenidos en cuenta en la mujer y el hombre moderno, y la vaginoplastia ayuda a sentirse más joven”, asegura la médica.

“La cirugía de la intimidad femenina aumentó el 1.000% desde hace ocho años. En la Argentina la himenoplastia –para volver a ser virgen– no se pide porque la libertad sexual es amplia. Pero sí las que tienen labios desiguales o exceso de grasa quieren mejorarse”, afirma Guillermo Blugerman codirector de la clínica B&S y presidente de la Asociación Argentina de Medicina y Cirugía Cosmética.

Otros ponen reparos. “Es más la tendencia publicitaria que la tendencia médica; generalmente se la realizan mujeres multíparas que quedaron muy dilatadas, pero se habla más en los medios de lo que se hace en los consultorios”, advierte Marcelo Bernstein, de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica.

Liliana B. tiene 50 años y un parto con fórceps que la dejó marcada. Se operó y el médico le dijo: “Quedaste como una quinceañera”. A ella, le sentó bien cerrar las huellas de la maternidad y festejar su renovación en un viaje con su novio. “Me quedé contenta”, dijo Liliana. La filósofa Esther Díaz analiza: “El regalo preferido de las quinceañeras es una operación de lolas y es probable que las cuarentonas aspiren a operaciones vaginales. Pero, mientras no dañemos a nadie, todos tenemos derecho a hacer con nuestro cuerpo lo que tengamos ganas”.

Otra exigencia más

“Muchas mujeres sufren vergüenza e inhibiciones por la apariencia de las zonas más privadas de su cuerpo sin poder sentirse a gusto en sus relaciones sexuales”, informa la Clínica B & S. “Las mujeres que se realizan una vaginoplastia tienen orgasmos más intensos, mayor deseo sexual y más disfrute en el acto sexual”, asegura la cirujana Agustina Capellino.

Sin embargo, la psicóloga y sexóloga Alcira Camillucci replica: “La idea de que achicar la vagina da más placer tiene que ver con una imagen de la sexualidad masculina de tener un apriete mayor o de la fantasía ligada a la virginidad. Pero el placer femenino pasa por las caricias y besos en todo el cuerpo y por la mayor sensibilidad en el clítoris. Ya está la exigencia de ser bellas y jóvenes. Ahora, encima, de tener una vagina reducida. ¿Eso va a llevar a la felicidad de la mujer?”.

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